MESK ELIL: EL TALENTO ENTRAÑABLE DE  SOUAD MASSI

 

            Manuel Harazem

 

Si hay que resumir en uno solo todos los dones que adornan a Souad Massi ese sería el talento. Porque aunque la aterciopelada textura de su voz y su precioso timbre  sean dones naturales, sólo el  talento puede conseguir que su manejo alcance la cantidad y calidad de registros de  esta argelina ya universal.

En cuanto a la composición en sí, las pruebas de su talento están en haber acrisolado en una alquimia renovadora la tradición de su tierra natal, tanto la antigua (andalusí, sha’abi) como las formas evolucionadas modernas (raï), con otras tradiciones de latitudes muy lejanas (flamenco, mornas, fados, subsahariana...) y con las formas de música popular occidental (folk, rock), en una unidad de estilo inconfundible, personalísima y tremendamente original.

En cuanto a sus textos, escritos en dialectal argelino, se hacen a veces confusos para los conocedores del árabe, pero a nada que se escuchen un par de veces se puede detectar su garra poética, la difícil conjunción entre palabra y música que sólo los grandes compositores de canciones pueden conseguir. Desde que escuché su primer disco y me impresionó desde la primera canción, Raoui, me acompaña casi como lema el verso de su estribillo:

kulu uahed minna fqalbu hkaia

(cada uno de nosotros guarda en su corazón un cuento)

 

Nacida en 1972 en Argel, en el seno de una familia de raigambre musical e intelectual , estudió con maestros privados música andalusí y occidental hasta donde su presupuesto se lo permitió. Aunque tuvo que dedicarse a ejercer la carrera de ingeniería que había estudiado en el Departamente de Urbanismo de su ciudad, desde muy pronto dio pruebas de su talento musical participando en dos grupos muy dispares, Triana de Argel, de rumba argelina (un estilo y un fenómeno que los flamencólogos deberían estudiar) y Atakor, de rock duro. Esta actividad extralaboral de música, su talante liberal y poco dispuesto a plegarse a los convencionalismos sociales y religiosos y su aparición en varios videoclips televisivos tras la grabación de un exitoso disco en 1997, la llevaron a un enfrentamiento con sus superiores del Departamento que acabaron expulsándola del trabajo. Fue en el año 1999 cuando fue invitada a participar en el festival Femmes d’Argérie de París cuando su vida dio el giro definitivo. Su talento fue inmediatamente reconocido en la receptiva capital francesa lo que la animó a instalarse definitivamente en ella. Su primer disco, Raoui (2001), no le costó mucho tiempo, porque andaba compuesto ya en su cabeza a falta de medios materiales para plasmarlo. Todo su mundo está ya en ese disco. Su segundo trabajo Deb (2003), la confirmó como un talento consolidado, pero con la sospecha de que sólo comenzaba a dar muestras de lo que daría de sí en el futuro, de lo que podría estirar su capacidad de sorprendernos. En octubre de 2005 aparece su tercer trabajo, Mesk Elil (Dama de noche), y la sospecha se hace convicción.

La traducción del título Mesk elil (مسك الليل) que se ha hecho en castellano, Madreselva, es incorrecta, fruto de un traslado directo del inglés (honeysuckle) en lugar de haberlo hecho del francés (chévrefeuille). En realidad el nombre hace referencia a otra planta mucho más cercana a nosotros los mediterráneos, la dama de noche, conocida en algunos lugares como galán de noche. Su nombre, literalmente almizcle de noche, conocida también en Marruecos como anbar ellil (ambar de noche) hace referencia al dulzón y penetrante perfume de esta flor que puede servir, como le ocurre a Souad, de magdalena de Proust para transportarnos en alas de la melancolía al reino de la nostalgia.

Mesk elil es un trabajo redondo, preñado de talento, humanidad  y de aromas inusitados, una colección de 10 canciones absolutamente inolvidables en las que lo entrañable de su nostalgia convive con la amargura de la denuncia del dolor, los sones y los melismas de otros mundos con la base de su raíz argelina y su sabiduría con la de otros generosos artistas.

En Kilyoum, la propuesta pasa por un viaje a Cabo Verde en busca de la especia de la morna, el aire atlántico, triste y enternecedor a que nos acostumbró hace años Cesaria Evora.

En Dunia wezmen utiliza las cálidas cuerdas de una orquesta egipcia que al son intermitente del Anta ‘umri de Um Kulthum mecen una preciosa melopea de aires clásicos.

En Ilham los aires del lejano desierto que acoge a los tuaregs se mistura con el cha’bi del norte citadino en un ritmo circular e hipnótico en el que asoman de cuando a cuando jirones de rabeles antiguos. Es, lógicamente, la que más ha pegado en las radios francesas.

En el tema que da nombre al álbum, Mesk elil, mantiene un suave ritmo de samba sostenido con las guitarras que se lanzan de vez en cuando a brillantes solos, mientras los violines le dan base romántica a la aterciopelada voz de Massi que evoca los aromas nocturnos de la flor mediterránea y ese olor secreto de la tierra mojada.

A dúo con el mauritano Deby Touré se embarca  en Ma nensa asli (No olvido mis raíces) en ritmos netamente subsaharianos reivindicando en el fondo y en la letra su pertenencia a la cultura africana.

La preciosa Dar djedi, entreverada de saudade, aromas sutiles de fado, perfectos para hablar de los recuerdos de la infancia.

La melancólica Hagda wala akter, la más Massi de todas, en la que Souad saca lo mejor de sí misma.

En Khalouni, despliega sus recursos como interprete de rai canónico, entroncando con la tradición que va de Cheikha Rimitti a los chebs francoargelinos.

Y Malou, con base ritmica de bolero e inequívoco, de nuevo,  aire melódico de fado subrayado por la textura lisboeta de la voz de Massi y la discreta guitarra portuguesa que la acompaña. En ella demuestra que también lograría triunfar como fadista en el estuario del Tajo sin mucho esfuerzo. 

Aún descubriendo nuevas cosas en este disco y ya esperando las obras futuras con la seguridad de que no nos defraudarán. Su reciente maternidad puede ser una nueva fuente de inspiración que nos haga instalarnos de nuevo en la gloria de su entrañable talento.

 

Aquí puedes obtener más información sobre Souad Massi, e incluso escuchar varios fragmentos de algunas de las canciones incluidas en su último disco, Mesk Elil.

En este artículo aparecido en la web de Radio France International se la define como la Tracy Chapman del Magreb.

Aquí encontrarás una entrevista a Souad Massi hecha por Pierre Derensy.

“The Melancholy, Optimism, and Achingly Beautiful Voice of Souad Massi: Algerian Singer Merges Oriental Orchestra, Loping West African Grooves, & Cape Verdean Morna.

FNAC, tienda donde puedes conseguir el disco.

 

                       ©  Manuel Harazem,       “Mesk Elil: El talento entrañable de Souad Massi”

                                                     Caravana del Sur - junio 2006